A veces me gusta dejar reflexiones en el blog. No sólo materiales que puedan ayudar. Hoy os dejo una canción que hice para este día especial.
Hoy, en el Día de la Madre, quiero hablar de algo que ha hecho una gran diferencia en mi vida: no vivir la maternidad sola.
Ser mamá puede ser agotador, confuso y maravilloso todo al mismo tiempo. Pero cuando estás rodeada de otras mujeres que también están criando, aprendiendo, equivocándose y volviendo a intentarlo, todo se vuelve un poco más ligero.
He encontrado apoyo en conversaciones sinceras, en consejos sin juicio, en esas miradas que dicen “te entiendo” sin necesidad de muchas palabras. A veces, lo que más necesitamos no es una solución, sino saber que no estamos solas.
Hoy celebro eso. Ser mamá en compañía. Compartir la carga, las risas, los miedos, los logros. Aprender juntas, crecer juntas. Porque aunque cada maternidad es distinta, el camino se hace mejor cuando lo recorremos junto a otras que también lo están viviendo.
Sabéis que hay días en que me gusta compartir reflexiones, compartir lo que siento. Eso nos hace más humanos.
Ayer Dylan cumplió 9 años
Siete años desde que está con nosotros, de vida, de luz, de desafíos, de aprendizajes. Pero también —y quizás más importante—, siete años desde que comenzó a nacer en nuestros corazones.
Dylan no llegó a nosotros por la vía común, no creció en mi barriga, pero sí en mi alma. Es nuestro hijo de acogida, aunque esa palabra no alcanza a describir todo lo que es y todo lo que sentimos por él.
Él no fue una casualidad ni un acto de caridad. Fue una elección. Un vínculo que nació del amor más puro: el que no necesita explicación.
Dylan es un niño inquieto, impulsivo, lleno de energía y emoción. Eso, a veces, le causa dificultades. Hay días en que el mundo es duro con él. Hay personas que no comprenden su historia, su intensidad, su forma única de habitar el mundo.
No siempre lo invitan a los cumpleaños, no siempre lo miran con la empatía que merece.
Pero nosotros sí lo vemos. Lo vemos de verdad.
Vemos su corazón gigante, su ternura desbordante, su deseo de ser querido y aceptado.
Vemos la forma en que nos quiere con locura a nosotros, papá y mamá y a su hermana María.
Vemos cómo se aferra a cada abrazo como si el mundo dependiera de ello.
Y vemos, con todo el orgullo del universo, la forma en que sonríe. Porque la sonrisa de Dylan no solo ilumina la casa… ilumina el alma.
Para celebrar su cumpleaños, quise hacerle un regalo especial: una canción.
Una canción que no solo hable de él, sino que lo abrace, lo nombre, lo proteja.
Una canción que diga en voz alta lo que nunca debemos olvidar: Dylan puede ser todo lo que quiera ser.
Les comparto con todo el amor del mundo:
🎵 "Dylan, hijo del corazón" 🎵
Hoy celebro a Dylan, pero también celebro lo que significa ser familia.
No siempre nacemos del mismo cuerpo. A veces, simplemente nos encontramos en el camino y decidimos que no queremos soltarnos nunca más.
Feliz cumpleaños, Dylan.
Gracias por elegirnos.
Gracias por ser tú.
Siempre serás nuestro hijo del corazón. ❤️
En un mundo que cambia a ritmo vertiginoso, donde la información abunda pero los vínculos humanos a veces se enfrían, las palabras del Papa Francisco sobre los maestros resuenan con una verdad profunda y necesaria. Para él, ser maestro no es simplemente una profesión, sino una verdadera vocación. Una llamada a formar no solo mentes, sino también corazones.
"Educar no es solo una tarea técnica, sino una actitud, una forma de ser. Para educar hay que salir de sí mismos y estar entre los jóvenes, acompañarlos en las etapas de su crecimiento y estar presentes en sus momentos difíciles."
Papa Francisco, Audiencia con educadores (2014)
Francisco ve al maestro como un testigo. No basta con transmitir conocimientos; el verdadero educador enseña con el ejemplo, con su vida, con su modo de relacionarse con los demás.
"El verdadero educador debe ser un testigo de la verdad y del bien. Enseña con lo que dice, pero sobre todo con lo que hace, con la forma en que vive."
Congreso Mundial de la Educación Católica (2015)
En una de sus reflexiones más sentidas sobre el papel de los docentes, el Papa recuerda que los buenos maestros no solo enseñan, también escuchan, comprenden y acompañan. Es desde esa cercanía humana que nace una enseñanza que perdura.
"Un buen maestro es aquel que se toma en serio a sus alumnos, los escucha, los comprende y no se limita a ‘dar clases’, sino que comparte su vida."
Día del Maestro en Argentina (2013)
Y quizás una de sus frases más poderosas, dicha durante la pandemia, fue esta:
"Sin los educadores, no hay futuro. Ustedes son constructores de la paz, de la comprensión y del encuentro entre culturas y generaciones."
Congreso Global de Educación (2021)
Una misión silenciosa pero transformadora
El Papa Francisco nos invita a mirar a los maestros con ojos nuevos. A reconocer su labor como un verdadero servicio a la humanidad. Son sembradores de esperanza, guardianes del futuro, obreros silenciosos del bien común. Con cada palabra, cada gesto, cada día en el aula, están construyendo una sociedad más humana y fraterna.
A todos los docentes que leen esto: gracias por su entrega, por su paciencia, por no rendirse. Como diría Francisco, ustedes no solo enseñan, ustedes dejan huella.