Esos niños que crecen de manera distinta también son hijos e hijas de Dios, y si cabe seguro que todavía son más queridos por el mismísimo Dios, que siempre prefirió a los más pequeños, los débiles, los lentos, los desprotegidos...
Ellos también tienen derecho a rezarle a Dios con el mismo lenguaje que lo hacemos todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario