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lunes, 10 de diciembre de 2012

En la fiesta de La Inmaculada


Hemos celebrado estos días la fiesta de La Inmaculada; sin duda una figura muy importante para todos los cristianos y aún más una figura especial para todas las mujeres y en especial para aquellas que somos mamis.
Como mujer siempre he revindicado las figura de las mujeres en la Biblia, las que nunca han abandonado a Jesús. Le acompañaban y se alegraban con Él en los momentos de fiesta y le arroparon en los peores momentos.
Como madre aún doy un paso más. Hace unos años preparamos en el cole una celebración de La Inmaculada y preguntamos a unas mamis qué era para ellas ser madre. Recuerdo de ellas muchas cosas pero lo que más recuerdo es la sonrrisa de cada una de ellas cuando nos relataban lo que era para ellas ser madre. Ahora me acuerdo de la primera vez que tuve en brazos a María y si os contase lo que sentí en ese momento sin duda os regalaría mi mejor sonrisa.
Pero cuando asisto a algunas celebraciones sobre la figura de María veo que siempre se tiende a destacar lo más triste, su figura en el camino de la cruz y a los pies de la misma.¿Dónde queda el momento de Belén, la boda de Caná…?.
Estoy segura que si ahora pudiéramos hablar con ella de Jesús nunca perdería la sonrisa de madre.
El otro día escuche una historia. Un niño decide cobrar a su madre todos los servicios que le presta: comprar el pan….. euros,… y su madre le da una lista de todo lo que hace o hizo por él y a todo le añade 0 euros. Yo me pregunto ¿podría una madre reprocharle algo a su pequeño, incluso cuando la tarifa es cero euros?
Me gusta la imagen de Maria positiva, cercana, con ternura de madre y creo que esa es la que tenemos que dar a nuestros pequeños y la que yo quiero dar a mi pequeña.
Os dejo una celebración que hice para la celebración de este día.







domingo, 9 de diciembre de 2012

Dios creó (Alex Campos)


Me pregunto

Hace unos meses que soy mami, así que se puede decir que soy una madre novata y siempre tengo alguna pregunta que hacerme. Alguna es tan sencilla como el manejo de biberones o pañales, otras se complican un poco y me pregunto cómo calmarla en las noches largas o cómo hacer que no tenga pesadillas.
Pero hay una que realmente me preocupa y aquí está el por qué de este blog.
Hace algo más de un año nació María. Ni su existencia, ni siquiera su nombre ha sido fruto de la casualidad.
María en sus primeras noches se dormía con nanas, como muchos niños, pero también le tranquilizaba la H. Glenda y otros autores cristianos. En noches difíciles la poníamos y conseguíamos que poco a poco quedase dormida. Llegaban a mí, y estoy segura que yo le contagiaba mi tranquilidad.
De eso se trata, de contagiar, de transmitir la fe, de vivirla, de que María la pueda sentir tal y como yo y su papi la sentimos.
Pero nada de esto es fácil y ahora me hago muchas preguntas a las que antes les daba rápidas respuestas. ¿Por qué nuestra peque no va a las eucaristías? ¿Por qué la fe se convierte en actos puntuales?
Desde que nació María hemos ido a muchos sitios con ella y encontramos que la gente se preocupa por adaptar actos para que los peques los entiendan y los vivan. Con apenas 5 meses fuimos a un cuentacuentos para bebés y era asombroso ver cómo un pequeño grupo de niños con pocos meses no pestañeaban con unos cuentos y canciones. Fuimos a un circo e incluso a una presentación de un libro.
María disfruta estando con nosotros y nosotros disfrutamos con ella, pero ahora viene mi pregunta: ¿Qué pasa con nuestra posibilidad de vivir la fe en comunidad? ¿Por qué algo tan importante se resiste a adaptarse? ¿Por qué seguimos con un vocabulario tan difícil de entender?

sábado, 8 de diciembre de 2012

Se busca comunidad

María crece. Cada día es un paso infinito hacia adelante. A veces sobre terreno firme, otras veces sobre la inseguridad y la incertidumbre. Siempre desde el cariño más grande y hermoso de quien riega y cultiva esta delicada flor.

Hay libros y manuales bien extensos sobre casi todos los cuidados que requiere. Pero en el terreno de la fe, no encuentramos casi nada para ir haciendo que ella palpe ya, desde ahora mismo, con poquitos meses, ese latido de la Comunidad Cristiana en la que creemos y en la que queremos que ella vaya madurando.

¿Cómo cultivar ese sustrato cristiano? ¿Dónde encontrar una comunidad cristiana visible y comprensible para los ojos de esta tierna flor? ¿Cómo celebrar nuestra fe, la de ella y la nuestra, en un contexto propicio?

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